A pesar de dar un bien elaborado discurso sobre inmigración la semana pasada, el Senador Marco Rubio de la Florida sigue viéndose atrapado entre la espada y la pared, la comunidad latina por un lado y el Tea Party, la base principal de los que lo apoyan, por el otro.
Estas contradicciones se están haciendo evidentes con la cobertura informativa de los canales en idioma español en las horas de mayor audiencia: protestas, videos, anuncios, peticiones en línea y hasta un cartel en un avión con un mensaje de la campaña "No Somos Rubios" de Presente Action, la primera de varias campañas de responsabilidad que estaremos llevando a cabo con candidatos de ambos partidos en este año electoral.
Con nuestros aliados locales y nacionales, organizamos la campaña " No Somos Rubios" para despertar conciencia en la comunidad latina sobre lo que parece ser un gran riesgo político, el senador Rubio aparece en todas las listas de posibles candidatos a la vicepresidencia. Corteja al Tea Party con posturas anti inmigrantes y a la vez trata de ampliar su popularidad entre los latinos para llegar más allá de los cubanos conservadores del sur de Florida.
Los cubano-americanos representaron menos de un 8% del voto latino en las elecciones del 2008 y su participación está disminuyendo, relativamente hablando y también es menos probable que sea con votos republicanos, dejando a Rubio con un atractivo limitado en el ámbito nacional.
Con reportes que el Tea Party ahora se ha encargado de desarrollar y promover políticas anti latinas y anti inmigrantes a nivel local, estatal, y federal, el senador Rubio, hijo de inmigrantes, y el contraste que éste representa frente a la mayoría de latinos, por lo que se refiere a su política migratoria, es verdaderamente alarmante. Él se opuso al DREAM Act ("Acta del Sueño"), una ley que ha recibido el 91% del apoyo latino, según una encuesta del Pew Hispanic Center publicada justo el mes pasado. Rubio se opone a un camino a la ciudadanía para trabajadores indocumentados, uno de los pilares claves de la reforma migratoria integral, la cual la misma encuesta de Pew señaló tiene el apoyo de un impresionante 88% de los latinos. Y tal vez lo más alarmante de todo es el apoyo por parte de Rubio de la ley de discriminación racial de Arizona, SB 1070, a la cual se opone el 81% de los latinos, según una encuesta de Decisiones Latinas realizada meses después de promulgarse la ley.
El intento de Rubio de maniobrar alrededor de este conflicto entre el Tea Party y los latinos se vio reflejado en su respuesta a la interrupción de su discurso por parte de un grupo de DREAMers (jóvenes que apoyan y luchan por que se apruebe el DREAM Act). Rubio habló de la necesidad de "encontrar una solución" al problema enfrentado por los estudiantes del DREAM Act sin responder directamente en ningún momento a las demandas concretas de los estudiantes: apoye el DREAM Act. A la misma vez que Rubio trataba de aparentar ser pro-inmigrante, su personal y miembros de seguridad silenciosa pero agresivamente amenazaban a los DREAMers, diciendo que llamarían a la policía, lo cual para un DREAMer representa la deportación automática. Aunque el discurso de Rubio, para los que conocen poco sobre los latinos y la inmigración, quizá haya parecido positivo, para los DREAMers y para la mayoría de los latinos que se encuentran fuera de su base de apoyo del sur de Florida, Rubio no fue capaz de responder a las preguntas en las pancartas exhibidas por los DREAMErs antes de ser sacados del lugar: "Marco Rubio: ¿Latino o Tea-Partino?," o, "Marco Rubio: ¿Tu Partido o Tu Gente?"
Presente Action lanzó la campaña "No Somos Rubios" porque el intento de Rubio de encubrir su política antiinmigrante con discursos y con su apellido latino es un insulto a la inteligencia de votantes latinos. Es absurdo creer, como lo hacen algunos comentadores, que el senador Rubio puede atraer votos latinos cuando a la vez sostiene las mismas virulentas posturas antiinmigrantes de sus amigos del Tea Party. Esta idea es absurda, especialmente si consideramos sondeos como una reciente encuesta de Univisión-ABC-Decisiones Latinas que señaló que Rubio, poco conocido entre la mayoría de los latinos, no ofrecería nada a la papeleta nacional de las elecciones, por lo que se refiere a más votos para el partido republicano.Ahora que el las primarias republicanas pasan a la costa oeste, fuera de la base de Rubio, del sur de Florida, veremos a los votantes latinos impacientarse cada vez más con sus intentos insostenibles de ser un portavoz, quién lo iba a decir, para los latinos.
La semana pasada, cuando intervino en la primaria republicana para hacer un llamamiento a que Newt Gingrich retirara anuncios de radio que tildan a Mitt Romney de "antiinmigrante," Rubio alegó que ninguno de los dos (ni Romney ni Gingrich) es antiinmigrante. Desde la perspectiva de la mayoría de los latinos, que es pro-inmigrante, ésta fue una ridícula afirmación hecha por Rubio, dada su propia oposición a las políticas humanitarias y compasivas preferidas por supramayorías de votantes latinos a lo largo de todo el país, inclusive en la Florida.
Más allá de la primaria de la Florida, la mayoría de latinos no aceptará, como lo han hecho muchos votantes conservadores cubanos de Miami, el uso, por parte de Rubio, de la historia de inmigración de su familia para encubrir sus propias posturas de políticas antiinmigrantes. Desde Phoenix hasta Denver y Albuquerque, la gran brecha, que se asemeja al Gran Cañón en su expansión, entre la retórica florida de inmigración de Rubio y las verdaderas posturas de su política, se hará más y más clara. Como resultado, los latinos al norte y al oeste de Miami, quienes según las encuestas se preocupan más por la de inmigración que los cubanos en el sur de Florida, seguramente verán el uso por parte de Rubio de su herencia latina para darle un nuevo rostro amigable "latino" a las políticas antiinmigrantes del Tea Party como una simple táctica cínica.
La lealtad del senador Rubio al dogma del Tea Party tal vez le haya servido en el 2010 durante una elección de medio-término marcada por la ola del Tea Party, pero es poco probable que podrá atraer a los votantes latinos en los estados pendulares como Arizona y a lo largo de las comunidades latinas en Estados Unidos este año electoral, cuando lo único que puede ofrecerles son discursos bonitos y un apellido castellano. Por otro lado, es posible que Rubio se convierta en una desventaja para los republicanos, ya que más y más latinos empiecen a declarar, "¡No Somos Rubios!"
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