Dallas.- Un adolescente mexicano indocumentado se suicidó este fin de semana en Mission, Texas, ante la frustración y la desesperanza que le causaba el no poder legalizar su situación migratoria en Estados Unidos.
Joaquín Luna Lerma, de 18 años de edad, estudiante del último grado de preparatoria en la escuela Juárez Lincoln High School en Mission, soñaba con ser ingeniero, pero su condición migratoria constituía un obstáculo a sus ilusiones, de acuerdo con cartas que dejó a sus familiares.
El joven ya había sido aceptado en varias universidades con beca completa, pero estaba atrapado sin poderlas aceptar por su condición de indocumentado.
La noche del pasado viernes, un día después de la celebración del Día de Acción de Gracias, Joaquín se vistió de traje y corbata, besó a su madre y se despidió del resto de su familia con un adiós.
Luego entró al baño de la casa y se disparó un balazo en la sien con una pequeña pistola, según narraron parientes a la estación de televisión KGBT-TV de Harlingen, Texas.Su hermano mayor, Diyre Mendoza, relató a la televisora que Joaquín tenía la esperanza de que se aprobara en diciembre pasado la iniciativa de ley conocida como Dream Act, una legislación que pretende abrir una vía a la legalización de estudiantes indocumentados que llegaron al país cuando eran niños.
A lo largo de la última década, la Dream Act ha sido rechazada múltiples veces en el Congreso, la última ocasión en diciembre pasado luego de semanas de movilizaciones estudiantiles a lo largo y ancho del país para demandar su aprobación.
La Dream Act permitiría a jóvenes indocumentados menores de 30 años y con más de cinco años en el país obtener una residencia temporal de seis años -mientras cursan estudios universitarios-, que se volvería permanente siempre y cuando conserven durante toda su carrera un buen nivel académico.
"Él no veía ninguna otra forma, ninguna otra opción" para ir a la universidad más que la aprobación de la Dream Act, dijo Mendoza al hablar de la frustración de su hermano tras el rechazo de la iniciativa a fines de 2010. "Es como si todos esos muchachos que andan ahí, todos dependen de la Dream Act para seguir estudiando", indicó.
Joaquín llegó a Estados Unidos cuando apenas tenía seis meses, y permaneció como inmigrante indocumentado toda su vida, aunque sentía y quería a este país como si hubiera sido un ciudadano.
El joven se suicidó alrededor de las 21:00 horas del pasado viernes tras escribir varias cartas, en las que reveló su desesperanza y frustración por su condición migratoria y la imposibilidad de encontrar una vía a la legalización.
Mendoza escuchó el balazo y acudió al baño. "En cuanto lo saqué y lo llevé a la cocina, pude ver el hoyo de la bala en su cabeza y que no había movimiento, ninguna señal de nada; había muerto", refirió.
La madre de Joaquín, Santa Lerma Mendoza, dijo entre llantos a la estación KGBT que su hijo deseaba tener éxito para poder darle un mejor nivel de vida.
La mujer pidió a los jóvenes estudiantes indocumentados "que no se quiten la vida; muchachitos, querer es poder, tengan fe en Dios".
La familia informó que en las cartas dejadas por Joaquín, el joven escribió que temía continuar siendo un inmigrante indocumentado porque eso le impediría cumplir sus objetivos.
"Él explicó que hacía esto (suicidarse) porque él no iba a ser capaz de continuar con su universidad", dijo Mendoza.
La familia informó que Joaquín será sepultado esta semana, pero no precisó los detalles de los funerales.
Grupos defensores de los derechos de los inmigrantes reaccionaron este lunes a la noticia sobre el suicidio de Joaquín y las razones que lo condujeron a ello.
La Coalición por Derechos Humanos de los Inmigrantes en Los Angeles (CHIRLA) informó hoy que efectuará el próximo viernes un acto para recordar a Joaquín.
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